Carlos Alberto Solarte y su hija Paola fueron condenados por Odebrecht, perdieron $40 mil millones, se levantaron y ya volvieron a jugar en las grandes obras
La construcción del aeropuerto de San Andrés puede terminar en manos de CSS Construcciones de los Solarte por tener solo un competidor: Termotécnica de William Vélez. Se retiró la firma SP Ingenieros y aumentaron las posibilidades de los Solarte de quedarse con el contrato de una obra clave dentro del plan de turismo de la isla.
Con esto queda demostrado que el grupo está activo en el mundo de la construcción después de que sus dueños fueron condenados por las irregularidades en el contrato Tunjuelo-Canoas en 2018, incluso por las investigaciones se llegó a un embargo de sus bienes por un valor de $ 40 mil millones. Ser mayor de 75 años le valió al ingeniero Solarte evitar la cárcel, mientras su hija Paola sí estuvo en el Buen Pastor.
La mala racha quedó atrás y la obra de San Andrés, cuyo costo alcanza los $1,01 billones, podría ser la más reciente de las construcciones manejadas por el conglomerado, quienes ya están en el túnel del Toyo en Antioquia sin olvidar su encargo de la vía Bucaramanga Pamplona.
Las tres obras en las que pesa el grupo Solarte
Si bien la remodelación y ampliación del aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla de San Andrés es por el momento una posibilidad, de ganárselo, los Solarte probarían su capacidad para poner en orden una obra que ha tenido graves inconvenientes.
La licitación que abrió la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) en cabeza de Francisco Ospina Ramírez para reconstruir, adecuar, administrar, operar y modernizar el Aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla tendría además de la ampliación de la infraestructura existente, una nueva construcción de 3.516 m2 en áreas comerciales. Con las obras se propone atender un flujo de pasajeros de 2,8 millones, quienes se proyecta llegarán a la isla anualmente.
Este forma parte de una de las obras viales más importantes en la historia reciente de Antioquia, el proyecto se conoce también como la nueva vía al mar. El túnel lograría conectar el mar de Antioquia y el Urabá antioqueño con la ciudad de Medellín. Con la carretera, el recorrido quedaría de aproximadamente de cuatro horas y media. La totalidad del proyecto suma 37, 67 kilómetros. El comienzo del proyecto es el túnel del Toyo con 9.84 kilómetros de longitud, en efecto sería el túnel vial más largo del país y de América Latina.
El grupo asignado en 2015, es decir durante la administración de Juan Manuel Santos, fue el Consorcio Antioquia Al Mar. El conglomerado es la unión de las constructoras Estyma, FCC Construcción, CASS constructores de Carlos Alberto Solarte Solarte. La labor va a buen ritmo; no obstante, no ha estado exenta de inconvenientes, por ejemplo, la fallida vaca de las 4 G, que lanzó el expresidente Uribe y respaldó el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón.
El pasado 6 de septiembre de 2024, el gobernador Rendón logró que la Nación representada por la Ministra María Constanza García, le cediera los 4.2 km del tramo en las obras de la vía al Mar. La gobernación de Antioquia se comprometió con una inyección de recursos de $ 330 mil millones para terminar 2.8 km de vía a cielo abierto, un puente de 200 metros y un túnel de 1.500 metros. Con este acuerdo se buscaría agilizar la finalización de la obra.
El proyecto se espera que tenga un destino exitoso como no ha ocurrido con la carretera entre Bucaramanga y Pamplona, donde también están los Solarte. En 2016, la ANI en cabeza de Luis Fernando Andrade firmó el contrato de concesión N°. 002 de 2016 por un valor de $ 25.000 millones con el Consorcio Autovía Bucaramanga Pamplona S.A. formado por Ingeandina, Consultores de Ingeniería S.A.S y CSS Constructores S.A de Carlos Alberto Solarte.
Sin embargo, los Solarte no pudieron responder a las exigencias de la licitación firmada y la obra se frustró.
El consorcio nunca pudo concertar en el municipio de Floridablanca para poder utilizar las vías industriales del lugar para poder adelantar las construcciones de la carretera otra falla importante fue la incapacidad de conseguir las licencias ambientales de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (Anla). Hace cinco meses, el pasado 23 de mayo de 2024 el director de la ANI, Francisco Ospina Ramírez, decidió finalizar el contrato, en otras palabras, se comenzó un proceso de liquidación y la obra quedó en veremos.
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