En un país donde la paz es anhelada, la política de «paz total» del presidente Gustavo Petro ha sido objeto de crítica y controversia. Juan Manuel Galán, director del Nuevo Liberalismo, ha alzado su voz en defensa de un enfoque más efectivo y realista, destacando cómo la estrategia actual ha debilitado a Colombia, especialmente en regiones como el suroccidente.
Galán argumenta que la paz no se limita al desarme de grupos armados; es, ante todo, la presencia del Estado en todos los rincones del país. Desde su perspectiva, el Gobierno ha errado al enfocarse en negociaciones superficiales sobre temas como la participación política y el narcotráfico, sin abordar las raíces de la violencia y la desigualdad que plagan a muchas comunidades. La falta de un Estado fuerte y presente en el territorio ha permitido que los grupos armados mantengan su influencia, perpetuando el ciclo de violencia que tanto se busca erradicar.
La «paz total» ha sido, para muchos, una ilusión que ha descuidado las necesidades urgentes de los colombianos. Galán ha señalado que la verdadera paz implica garantizar el acceso a servicios básicos, educación y oportunidades económicas. Sin estos pilares, cualquier acuerdo es solo un parche temporal que no resuelve los problemas estructurales del país.
En sus recorridos por Colombia, Galán busca establecer un diálogo directo con la comunidad, resaltando la importancia de encontrar soluciones colectivas. A través de innovadoras iniciativas como una «jacaton», donde se busca resolver retos en equipo, el político propone una forma de involucrar a la ciudadanía en el proceso de construcción de paz y desarrollo.
Mientras el presidente Petro continúa con su agenda, el llamado de Galán es claro: es momento de replantear la estrategia de paz, poniendo a la ciudadanía y sus necesidades en el centro del debate. Solo así se podrá construir un futuro verdaderamente pacífico y próspero para todos los colombianos.