Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
María Corina Machado y Kamala Harris mandan hoy por hoy la parada en defensa de la democracia en América. En circunstancias muy diferentes, están demostrado excepcionales condiciones de liderazgo político en momentos críticos para la democracia continental.
Aunque el trabajo de María Corina ya es conocido, lo que ha ocurrido en los últimos meses es una muestra de persistencia, valor, paciencia, inteligencia, decencia que la colocan, de lejos, como la líder indiscutible de la oposición venezolana. Palidecen Guaidó, López, Capriles y otros al lado de la estatura política y humana de María Corina.
Hay varias diferencias entre las elecciones venezolanas de hace cuatro semanas y las anteriores. Por un lado, el pasado 28 de julio, el movimiento liderado por Machado consiguió movilizar a sectores populares antes caracterizados por su chavismo furibundo; por otro, la planeación y organización del recaudo de las actas electorales implicaron un minucioso trabajo de atracción de voluntarios que observaron el proceso electoral en cada puesto de votación y obtuvieron copias de las actas electorales en un esquema descentralizado que permitió su compilación en tiempo real.
El coraje de María Corina hace alto contraste con la falta de legitimidad, el pobre lenguaje, los argumentos y las coartadas de los desencajados Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, así como el burdo servilismo del Tribunal Supremo de Justicia. Hay que reconocer que, aunque ridículos en extremo, aislados porque el mundo democrático no acepta el fraude, tienen, por ahora, el poder de reprimir a la oposición.
Ya sabemos que la pregunta es esta: ¿Hasta cuando las fuerzas armadas se mantendrán como un solo bloque apoyando a Maduro?
¿Hasta cuando las fuerzas armadas se mantendrán como un solo bloque apoyando a Maduro?
Lo cierto es que el liderazgo de María Corina ha desnudado a los falsos emperadores y que sigue la movilización del pueblo venezolano y que Maduro y compañía la tienen muy difícil.
En cuanto a Kamala Harris, ¿quién hubiera imaginado apenas hace un mes que la torta se voltearía?
Después del desastroso desempeño del presidente Biden en el debate con Trump, el 27 de junio, se vino la avalancha que parecía sepultar cualquier posibilidad de éxito para los demócratas en noviembre. Luego del debate vino el atentado y dias después la convención republicana. El triunfo de Trump se daba por descontado. Las estrategias para derrotar a Biden con facilidad estaban servidas en la mesa.
Lo de Kamala no tiene antecedentes. Aunque Hillary Clinton iba en camino a ser la primera mujer elegida a la presidencia en 2016, la candidata actual, hija de india y jamaiquino, ha desbordado cualquier expectativa.
Hay que comenzar recordando que su contendor es un convicto. Acusado de abuso sexual, de ocultar registros por el pago de servicios a una actriz porno, de pretender anular los resultados electorales en Georgia y de incitar a la toma del congreso de los Estados Unidos, representa una amenaza a la democracia como la conocemos. Su fórmula, Vance, le ayuda poco. En un alarde de empatía hacia el género femenino, dijo hace un tiempo que el país estaba siendo dirigido “por un grupo de mujeres con gatos y sin hijos que son miserables con sus propias vidas… y quieren que el resto del país sea también miserable”.
Kamala y su fórmula vicepresidencial Tim Walz patearon el tablero del juego electoral en el que Trump se sentía a gusto. Ambos, con gran carisma, han elegido llevar a cabo una campaña signada por la alegría y la esperanza, por el respeto a la diversidad, por la sencillez.
En el extraordinario discurso de aceptación, el pasado jueves, Harris dejó claro que tiene las dotes de la fiscal que fue de California, que respeta la diversidad, que gobernará para todo el pueblo norteamericano, que Trump no era un tipo serio, aunque su llegada al gobierno sí sería un problema muy serio.
Trump, durante los días de la convención, ha tenido en ascuas a sus asesores. Que él era más bonito que Kamala, que, además era comunista, dijo en redes. Miedo físico que huele a derrota.
Faltan los debates. Trump, el matón y la fiscal Harris.
Kamala y María Corina: líderes para grandes desafíos de la democracia en el continente.
-.