La reciente movilización de venezolanos en Bogotá, en protesta por el cuestionado resultado electoral del 28 de julio, ha puesto de manifiesto la firme postura de Juan Manuel Galán en la defensa de la democracia y la soberanía popular en Venezuela. En su intervención, Galán no solo ha reiterado su apoyo a María Corina Machado y Edmundo González, sino que también ha lanzado una crítica contundente hacia el presidente Gustavo Petro por su tibia respuesta ante la crisis venezolana.
Juan Manuel Galán, en un acto de valentía política, ha exigido acciones decididas a Petro, quien hasta ahora ha optado por un enfoque de cautela y diplomacia. El silencio y la aparente complacencia del gobierno colombiano ante las evidencias de fraude electoral y represión en Venezuela no solo son preocupantes, sino también profundamente desalentadores. En lugar de reconocer a Edmundo González como el presidente legítimo, como ha solicitado Galán, Petro ha propuesto una solución de cohabitación política que, según críticos como el ex presidente Iván Duque, podría permitir que Nicolás Maduro mantenga su control autoritario.
El llamado de Juan Manuel Galán a Petro no es solo una demanda de reconocimiento y apoyo a la oposición venezolana, sino también una urgencia moral. La comunidad internacional no puede permitirse ser cómplice de un régimen que perpetúa el sufrimiento y la injusticia. Juan Manuel Galán nos recuerda que, en tiempos de crisis, el liderazgo debe ser audaz y la moral, inquebrantable. La voz de Colombia, en este caso, debe ser clara y decidida, no solo para apoyar a los valientes venezolanos, sino también para desafiar la inacción y el silencio de aquellos que tienen el poder de cambiar el rumbo de la historia.