1)
El estudio de la autoestima o valoración y apreciación de uno mismo, nos permite adentrarnos en un mundo de conocimiento interior, y al igual como pasa en las relaciones amorosas, a medida que conocemos más a una persona, aunque podamos perder el brillo enceguecedor del primer enamoramiento, cuando realmente amamos, llegamos a amar incluso los defectos y hacemos lo posible por nutrir esa relación, sabiendo que la aceptación y la entrega debe ser mutua y constante. Pasa los mismo con la autoestima, para querernos a nosotros mismos sanamente es necesario pasar por el autoconocimiento, autoconcepto, autoevaluación, autoaceptación, autorrespeto, y eso hay que mantenerlo constantemente en nutrición y aprendizaje. Entender que toda su vez son individuos que deben ser respetados, por ende, tener una autoestima sana ayudaría a mantener una comunicación asertiva, con nuestra sociedad y entorno, además de mejorar nuestros niveles físicos, mentales y espirituales.
2)
De las cinco libertades de Virginia Satir, plantea cinco maneras en que debemos permitirnos ser LIBRES, para de esta manera SER congruentes con lo que somos, SENTIMOS, EXPRESAMOS, HACEMOS y QUEREMOS, y así encontrar la máxima plenitud.
Nota:
Aplicando estas cinco libertades a este ensayo, por ejemplo, yo me tomare las libertades de a partir de este momento, hacerlo a mi manera, expresando lo que quiero y siento de la manera que quiero expresarlo, corriendo el riesgo de no haber acatado completamente la orientación y pidiendo disculpas si no es de su gusto, pero aceptando la responsabilidad del mismo.
3)
Resulta totalmente reflexivo escuchar el relato de la autora africana Chimamanda Adichier titulado “El peligro de la Historia Única”, en el que narra como desde la infancia nos vemos influenciados por lo que escuchamos o leemos, y como esto tiene la habilidad de modificar nuestra habilidad de percepción y aceptación de la realidad, considerando, que estas historias con frecuencia son contadas por los ganadores y quienes tienen el poder, las mismas están plasmadas e impregnadas de estereotipos e ideales superficiales, que han logrado un fenómeno de globalización y en muchos casos de alienación cultural, que se tiende a replicar, partiendo solo de la versión contada, sin ánimos de profundizar en las aristas, matices u otros elementos que pudiesen otorgarle al relato mayor complejidad y realismo.
Llevando esta premisa a nuestra realidad, podemos descifrar que al igual que la autora admite haber aprendido con el tiempo a reconocerse a si misma en historias contadas por sus coterráneos, y que esto sustentó su obra , ella misma, sus lectores y la población en general han sido víctimas del prejuicio generalizado, resultante de ideas preconcebidas que exaltan las diferencias entre las razas, sus costumbres y acervo cultural, a punto que nos lleva a suponer, que las personas de una historia son solo lo que se muestra en la líneas estereotipadas: (pobres, bestias, esclavos, ladrones) y omiten la similitud humana en cuanto a (gustos, ambiciones, logros, talentos y capacidades).
En nuestro continente que podría decirse en el más “nuevo”, crecimos escuchando que nos descubrieron, lo que nos podía hacer pensar que somos el resultado de la aplicación de una fórmula, como la que debe haber usado Marie Curie al descubrir la radiación, y peor aún, una fórmula errónea puesto que ni siquiera fuimos el resultado esperado que eran “Las Indias” sino pues, otro muy distinto. En fin, nuevamente la historia contada por el vencedor y los poderosos, y es poco lo que se conoce de nuestro pasado indígena y de su cultura milenaria y desplazada.
Este mismo fenómeno, incluso lo podemos seguir observando en la actualidad, con el auge de las redes sociales, siguiendo la narrativa de la autora, los medios de comunicación en su mayoría muestran una sola cara de la moneda, lo que por ejemplo, ha logrado entre otras muchas cosas, que se generalice a los venezolanos inmigrantes despectivamente como muertos de hambre, ladrones, y que resulte para mucha gente inconcebible, que los que nos quedamos en el país sigamos siendo un pueblo, que a pesar de las vicisitudes sonríe, lo que se debe posiblemente a la resiliencia, heredada quizás de nuestros ancestros indígenas, africanos y porque no de españoles, si es que al final somos una mescolanza, que al igual que a los perros mestizos nos ha dotados de miles y un características de supervivencia.
Es por ello, que debemos siempre por respeto, a la hora de escuchar una historia, preguntarnos si es su única versión, o si tiene dos, tres, cuatro o muchas, y permitirnos indagar para así, ampliar nuestra concepción del tema y no limitarnos a replicar lo que podría llamarse un chisme, que siempre busca beneficiar a alguna de las partes. Objetividad y equilibrio nos darán un mayor conocimiento, y como dicen el conocimiento nos hará libres, sino al menos, menos ignorantes.
4)
Tomándonos la libertad de interpretar el siguiente tema que es al credo de Aquiles Nazoa, con el argumento anteriormente expuesto, dejando claro que es bello por demás y que esta enmarcado en un sistema de creencias de disfrute y placer de la creatividad del hombre a través de las artes, como la música, el cine, la pintura y la escritura, entre otras, de artistas que marcaron gran influencia en el mundo.
¿Qué pasaría si esta historia la contáramos ahora con una perspectiva más nacionalista?
Sin ánimos por supuesto de plagiar ni mucho menos ofender la memoria del Poeta Nazoa, al intentar versionar un Credo del catolicismo como solo él pudo hacerlo, pudiésemos decir lo siguiente:
Creo en la navidad y en la tienda con muñecos de Reveron y Garmendia,
Creo en un paseo al Ávila luminoso de Cabré,
Creo en el longevo amor del Caballo Viejo, y el amor protector de Nevado,
Creo en la cooperatividad que permitió que la Pulga y el Piojo se puedan casar,
Creo en el bello castellano de Bello, y en las hermosas letras que han pintado los angelitos negros,
Creo en la Espada de Bolívar, en el tricolor de Miranda, y en el coraje de Josefa,
Creo en la templanza de Doña Bárbara, y en la sangre que pinto las Lanzas Coloradas,
Creo en el Amor y el humor de Nazoa, como también en la emblemática Rochela,
Creo en el poder curativo de José maría, José Gregorio y en la postulación al Nóbel de Convit.
Creo en la urbanidad de Carreño, en la elegancia de Carolina, en los enormes saltos de Yulimar y en los goles de Deyna,
Creo en El Manzano azul, en el azul y no tan rosa y en papita maní y tostón,
Creo en el contrapunteo de Florentino y el Diablo, y creo en la Hallaca, sin importarme si es de allá o de acá.
Creo que mi país y que somos desierto, selva, nieve y el volcán lo llevamos por dentro,
Y para cerrar,
creo que las mañanas son más bonitas Moliendo Café
y las noches más hermosas bajo una Tonada de la Luna llena.
Por Alejandra Jaspe.
Ensayo crítico sobre los temas:
1)Autoestima, 2) las cinco libertades de Virginia Satir, 3) El peligro de la historia única, 4) Credo de Aquiles Nazoa.
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